martes, 20 de enero de 2015

Lobito


El lobo blanco
se hundió en el agua
de color púrpura con la tarde.
Una alegría sin sonido
más que el desprenderse
de algunas matas del arroyo.
No volverá.
Pero esa mañana
después de la luna
el lobo había vuelto.
Una resurrección
en medio del monte
un acto secreto
que sería el anuncio:
tuvo que sacar del cuerpo
algunos males,
dejarse andar al agua
soltar primero la tierra.
Cuando nos fuimos de la casa
ya era verano.
Viajamos hasta el sur
a pasar el año nuevo.
Seguro amanecía
y el lobo esperó para no ser visto.
Se fue blanco,
entró al arroyo, a sus ranas
que tampoco suenan.